Puede que la clave para dejar atrás al COVID-19 esté mucho más cerca de lo que nos imaginamos…
El ser humano es la única forma de vida en la tierra que puede autorregularse conscientemente.
La autorregulación es la capacidad de gestionar nuestras emociones
Gracias a investigaciones científicas, como las del Instituto HeartMath, sabemos que no solamente somos capaces de sentirnos mejor cuando regulamos nuestras emociones. Sino que al hacerlo, también estamos regulando nuestro Sistema Nervioso Autónomo. Sí, habéis leído bien…
Podemos regular y equilibrar nuestro Sistema Nervioso Autónomo (SNA)
Ese que se pensaba que funcionaba de forma independiente sin que pudiéramos ejercer ninguna influencia sobre el.
El SNA es el responsable de dirigir el 90% de las funciones fisiológicas internas del cuerpo. Funciones tales como la digestión, la respiración y la frecuencia cardíaca entran dentro de sus competencias. Igualmente, ejerce un papel fundamental en la homeostasis (propiedad que mantiene nuestro organismo estable). Aunque lo que probablemente más nos interesa, en la situación actual que estamos viviendo, es la influencia que el SNA ejerce sobre nuestro Sistema Inmunitario.
Gracias a la psiconeuroinmunología sabemos que el sistema nervioso central (SNC) y SNA ejercen influencia sobre el sistema inmunitario.
Un estudio, publicado el 6 de septiembre de 2017 en Nature, muestra que el sistema inmune y el sistema nervioso han co-evolucionado para responder a las amenazas infecciosas.«El sistema inmune y el sistema nervioso no actúan de forma independiente. Están trabajando juntos» dice el autor principal del estudio, el Dr. David Artis, director del Jill Roberts Institute for Research in Inflammatory Bowel Disease.
Las numerosas investigaciones que ha realizado el Instituto HeartMath, durante casi 30 años, demuestran la gran influencia que nuestras emociones ejercen sobre la química de nuestro cuerpo.
Cada emoción que sentimos, agradable o desagradable, influye directamente en nuestros patrones de ritmo cardíaco. El corazón envía la señal de esa emoción al cerebro mediante el sistema nervioso. Y el cerebro envía las señales necesarias al organismo para generar la química correspondiente a esa emoción.
¿Qué relación tiene todo esto con la clave para trascender el COVID-19?
Ahora que ya sabemos que nuestras emociones influyen en el funcionamiento de nuestro organismo, vamos a ver de qué manera…
Los patrones de ritmo cardíaco varían en función del tipo de emociones que sentimos
Cuando sentimos emociones basadas en el amor, como gratitud, cariño, alegría, compasión, paz, etc. nuestros patrones de ritmo cardíaco se vuelven coherentes. Cuando sentimos emociones basadas en el miedo, como preocupación, ansiedad, tristeza, ira, apatía, etc. Nuestros patrones de ritmo cardíaco se vuelven incoherentes.
Cuando nuestros patrones de ritmo cardíaco se vuelven coherentes el corazón y el cerebro se alinean. Esta alineación genera coherencia fisiológica. También llamada Coherencia Cardiaca
En estado de coherencia cardíaca todos los sistemas de nuestro cuerpo, sistema nervioso, endocrino, digestivo, etc. trabajan sincronizados y en armonía. No es difícil deducir el impacto que esto tiene sobre nuestra salud y sobre nuestro sistema inmunológico.
El Instituto HeartMath realizo un estudio en 1995 (Journal of Advancement in Medicine,1995,8(2)) que demostró que 5 minutos de ira provocan en nuestro sistema inmunitario una disminución en los valores de Inmonugloblulina A (IgA) que dura hasta más de 6 horas. Es decir…
¡Cuando nos enfadamos, tan solo durante 5 minutos y sentimos ira, nuestro Sistema Inmunitario se ve afectado hasta más de 6 horas después!
De ahí la importancia de gestionar nuestras emociones, sobre todo en estos momentos de incertidumbre que estamos viviendo.
Recordemos y tengamos muy presente que somos capaces de autorregularnos a voluntad
¿Cómo podemos empezar a hacerlo?
Fisiológicamente, el cerebro no distingue si estamos sintiendo una emoción porque estamos viviendo una experiencia, porque la estamos recordando o simplemente imaginándola.
Lo importante, a nivel fisiológico, es simplemente la emoción que estamos sintiendo. Venga de donde venga
Sentir emociones renovadoras, las que nos hacen sentir bien, deliberadamente, es una clave fundamental para el buen funcionamiento de nuestro organismo. Y por supuesto, para la buena salud de nuestro sistema inmunitario.
Recordar una experiencia en la que nos sentimos inmensamente felices. Sentir agradecimiento por cualquier situación, persona o cosa que está o estuvo en nuestra vida. Imaginar nuestros sueños cumplidos sintiendo las emociones que eso nos provocará. Todas estas opciones son capaces de generar un estado óptimo en nuestro organismo. Un estado en el que nuestro sistema inmunitario se ve claramente beneficiado.
La clave está en sentir la emoción o emociones que nos hacen sentir bien
Tenemos realmente una mente maravillosa con la que poder jugar a sentir emociones. Recordemos, agradezcamos, imaginemos. Cuanto más intensa y prolongada sea la experiencia de la emoción mejor va a ser para nuestro organismo.
Podemos aprovechar estos momentos, en los que probablemente nuestros hábitos han cambiado, para establecer un nuevo hábito.
15 minutos al día de esta práctica deliberada de sentir emociones renovadoras puede hacer maravillas en nuestra vida
La receta podría ser la siguiente: 5 minutos de recuerdos felices por la mañana, 5 minutos de agradecimiento a medio día (podemos agradecer el agua caliente, la electricidad, el wifi…) y 5 minutos de imaginar experiencias que nos apasionen por la noche. Combina los elementos como mejor te cuadren. Te aseguro, por experiencia propia, que funciona.
En estos tiempos, tan marcados por este COVID-19, ya poseemos la clave para experimentar todo nuestro potencial. Y para ello podemos empezar por algo extremadamente sencillo…
Decir Sí a emplear Nuestra Capacidad de Autorregulación Consciente
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