¿Te gustaría sentirte siempre libre y feliz, no sentir que tus sentimientos controlan tu vida? ¿Poder eliminar esa reactividad involuntaria que llega a arruinar relaciones y a generar un gran nivel de frustración? ¿Te gustaría dejar de ser esclavo de tus emociones y controlar tu propia experiencia? Pues aquí está la clave: El secreto es Dejar ir, esa es la verdadera gestión emocional.
La gran mayoría de nosotros cargamos con un pasado lleno de experiencias de represión y supresión. Suprimimos palabras y actitudes para adecuarnos a las normas sociales o simplemente por el miedo a no ser valorados, queridos y aceptados. Reprimimos sentimientos que nos resultan incómodos y los cubrimos con mil capas para no tener que verlos nunca.
Toda esa carga genera en nosotros mucha presión. Presión que es la base de muchos de nuestros problemas y enfermedades.
Tenemos miedo de nuestras emociones. Tenemos miedo de sentirnos sobrepasados por ellas. Así encontramos una “solución” al reprimir las emociones negativas y no tener que enfrentarnos a ellas. Pero… ¿Realmente es esto una solución? ¡Claro que no!
La presión acumulada, de estas emociones negativas, genera pensamientos. Estos pensamientos se graban en nuestra memoria unidos a estas emociones. Cada vez que tenemos pensamientos similares se unen a los ya existentes, junto con la emoción correspondiente. Y cuando pensamos alguno de estos pensamientos la memoria de la emoción se activa.
¿Cómo podemos librarnos de toda esta carga negativa? El Dr. Hawkins, en su libro Dejar ir, nos cuenta que podemos hacerlo entregando el dolor asociado a esos pensamientos. Soltando el sentimiento. Veamos como él explica esto en profundidad…
Para gestionar nuestros sentimientos, normalmente utilizamos tres estrategias:
Una de ellas es la Supresión y la Represión.
En la supresión suprimimos de manera consciente los sentimientos que no queremos que nos molesten e intentamos seguir funcionando como si estos no existieran. La presión de estos sentimientos, más tarde, genera irritabilidad, cambios de humor, tensión muscular, dolores de cabeza, trastornos menstruales, alergias, hipertensión, insomnio, etc.
La represión ocurre de manera inconsciente, cuando un sentimiento nos genera tanto miedo y culpa que ni siquiera podemos afrontarlo. La mente utiliza varios mecanismos para asegurar que el sentimiento reprimido no salga a la conciencia. Dos de los mecanismos más conocidos que la mente utiliza para hacer esto son la negación y la proyección.
En lugar de sentir el sentimiento lo negamos y lo proyectamos sobre el mundo y sobre los demás. Experimentamos que ese sentimiento les pertenece a ellos. La culpabilidad se sitúa en las personas de nuestro alrededor, en las instituciones, en los políticos, en las condiciones climatológicas, en los fenómenos astrológicos, en los alimentos, etc. En cualquier otro lugar que no sea nosotros mismos.
Otra estrategia es la Expresión.
Hay que prestar especial atención a esta estrategia de gestión, pues la expresión de los sentimientos negativos deja salir al exterior únicamente una parte de la presión interna. Deja salir solamente la energía necesaria como para que el resto del contenido pueda ser suprimido.
Muchas personas creen que expresando los sentimientos negativos se liberan completamente de ellos, pero está comprobado que esto no es así.
Una alternativa mucho mejor es aceptar la responsabilidad por nuestros sentimientos y neutralizarlos.
La otra estrategia que solemos utilizar es el Escape.
Esta estrategia consiste en escapar de los sentimientos a través de la diversión. Esta vía de escape también es la vía del adicto al trabajo.
Podemos cubrir los sentimientos a través de una interminable sucesión de búsquedas, muchas de las cuales se convierten en adicciones.
Muchas veces nos aterroriza la idea de enfrentarnos a nosotros mismos. Esto hace que muchas personas al entrar en casa lo primero que hagan es encender la televisión sin ni si quiera prestarle atención. Es la desesperación por seguir siendo inconsciente. Muchos temen un momento de soledad, de quedarse a solas con ellos mismos. Por eso sucumben a una cantidad de actividades continuas y frenéticas. Hablar sin parar, leer, trabajar sin parar, navegar por las redes sociales, enviar mensajes de whatsapp, ir de compras, comer en exceso, los juegos de azar, drogas, fiestas, etc.
Muchos de estos mecanismos de escape son estresantes e ineficaces. Requieren una gran cantidad de energía para mantener el control sobre los sentimientos suprimidos y reprimidos.
El escape de los sentimientos da como resultado problemas sociales, pérdida de conciencia y de energía, aumento del egoísmo y la crueldad, disminución de la creatividad y pérdida de interés por los demás.
Entonces, si suprimir, reprimir, expresar y escapar no nos liberan de los sentimientos negativos… ¿Qué es lo que nos libera?
El mecanismo de Dejar ir.
El mecanismo de Dejar ir consiste en Sentir. Consiste en permitir que el sentimiento sea, en dejar correr la energía que lleva detrás. Las emociones no son más que energía en movimiento.
El primer paso es permitirnos sentir la sensación sin resistirnos a ella. Sin juzgarla como buena o mala, sin ponerle nombre o etiqueta. Cuando etiquetamos la emoción y le ponemos un nombre la estamos anclando a nuestra mente racional y lo que queremos es liberarla, no anclarla en nuestra mente.
Se trata de estar con la sensación sin resistirse a ella, pues lo que alimenta la sensación es la resistencia. Una sensación a la que no nos resistimos desaparecerá a medida que la energía que la sustenta se disipe. Y para que esto ocurra hay que dejar que esa energía pase a través de nosotros e ignorar los pensamientos, centrándonos en la sensación. Dejar ir esa energía es entregar el sentimiento.
A veces entregamos un sentimiento y más tarde reaparece. Esto se debe a que todavía queda energía, todavía queda presión acumulada tras el sentimiento.
Cuando practicas esta técnica, y dejas ir continuamente, te das cuenta de que los sentimientos van y vienen, de que tú no eres tus sentimientos. Cuando practicas el Dejar ir, dejas de identificarte con ellos, solo los observas y así te liberas. Los sentimientos dejan de controlar tu vida.
Dejar ir es una técnica sencilla. Una manera de conectarnos con nosotros mismos, de conocernos y de liberarnos de todas esas presiones que hacen de nuestro camino un camino cansino y tortuoso. Dejar ir es una simple práctica, que si se realiza diariamente nos conduce a la libertad y felicidad diaria.
«Y el corazón le dijo a la mente: Hay que dejar ir»
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