El aburrimiento es simplemente la falta de conocimiento de uno mismo
Uno de los momentos preferidos por el aburrimiento para hacer su aparición es cuando “no tenemos nada que hacer”
Muchas personas ocupan todo su tiempo de vigilia con “obligaciones” (mejor nombradas elecciones) y distracciones diarias.
Tener obligaciones como el trabajo, arreglar la casa, ocuparse de los niños, etc. Y distracciones como la televisión, las redes sociales y las demás actividades de ocio, ocupan realmente, mucho tiempo.
En cuanto las obligaciones y las distracciones desaparecen nos enfrentamos con aquello que queda… Nosotros mismos
En realidad, cuando hacemos cosas para distraernos el aburrimiento no desaparece. Lo que ocurre, simplemente, es que le damos la espalda. Pero el aburrimiento sigue ahí, a la espera de que aparezcan momentos en los que nos encontremos con nosotros mismos. Momentos en los que las distracciones y las “obligaciones” desaparezcan.
Cuando no nos sentimos bien con nosotros mismos es por una razón muy simple… no sabemos que es lo que nos lleva a un estado de paz y tranquilidad, dentro del ambiente que nos rodea. Sea el que sea
Y no lo sabemos por una razón muy sencilla…
Desde niños aprendemos a “ser buenos”. Aprendemos a agradar a papá y a mamá. A nuestros profesores y tutores. Cuando somos buenos recibimos atención, cariño, nos sentimos amados. Como niños, hay muchos momentos en los que los adultos nos dijeron que eso que hacíamos no estaba bien. Que no estaba bien estar enfadado, que no estaba bien llorar por eso o por aquello. Que debíamos ser educados y no mostrar ciertos comportamientos y sentimientos.
Como consecuencia de ello, comenzamos a dar la espalda a todos esos aspectos genuinos, que nos apartaban de ser, o mejor dicho de parecer, ese niño bueno digno de amor, atención y cariño.
Empezamos a dar la espalda a nuestros sentimientos y aprendimos a reprimir nuestras emociones
Y así, poco a poco, comenzamos a tapar nuestra verdadera esencia, nuestro verdadero ser, lo que somos en realidad. Poco a poco nos olvidamos de quién somos.
Con el paso de los años nos hemos vuelto unos expertos en tapar y esconder emociones. Tanto, tanto, que ahora ya casi no recordamos que era lo que nos hacía sentir bien cuando éramos pequeños. Antes de aprender las normas sociales y familiares que nos decían como nos teníamos que sentir.
Casi hemos olvidado aquellas fantasías que desbordaban nuestra creatividad. La alegría del movimiento, la de experimentar el barro en las manos. La de sentir el agua en la cara al saltar dentro de un charco.
Aprendimos a ser “niños buenos” sacrificando la habilidad más natural y anhelada de la especie humana…
La Capacidad de estar Presentes
Aprendimos a dejar de estar presentes porque cuando estábamos presentes sentíamos nuestras emociones. Y sentir nuestras emociones no era lo más adecuado si queríamos sentirnos amados.
Al dar la espalda a nuestras emociones perdimos, un poco, la habilidad de detectar nuestro termómetro interno de felicidad. Esa guía interior, que todos poseemos, y que nos dice por dónde sigue el camino hacia la plenitud verdadera.
Muchas cosas quedaron allí, con nuestro verdadero yo. Ese que sabe lo que necesita para sentirse bien, en paz, tranquilo o alegre en cada momento. Independientemente de las circunstancias externas le rodeen.
El aburrimiento aparece cuando no sabemos como sentirnos bien. El aburrimiento aparece cuando nos hemos olvidado de eso que nos hace sentir bien. Aparece cuando nos hemos resistido a sentir lo que sentimos. Cuando por todos los medios hemos intentado dejar de estar presentes…
Para que el aburrimiento desaparezca la solución no es apartarlo. Para que el aburrimiento se vaya no hay que hacer cosas.
Para que el aburrimiento se esfume no hay que hacer, hay que Ser
Cuando te conoces a ti mismo sabes cuáles son tus necesidades. Sabes que tienes todos los recursos necesarios para satisfacerlas. Que eres libre para hacerlo, porque nada que concierna a tu ser depende de otra cosa o persona que no seas tú. Cuando te conoces a ti mismo el aburrimiento deja de ser una posibilidad.
El aburrimiento desaparece realmente cuando te conoces a ti mismo
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