El mejor regalo que le puedes hacer a otra persona es incluir tu atención en la comunicación.
¿Qué es lo que ocurre cuando prestamos atención a otra persona?
El simple acto de enfocar la atención en la otra persona, cuando mantenemos una conversación con ella, genera conexión. Conexión con esa persona, conexión con uno mismo y conexión con la relación que tenemos con el mundo.
La atención puede liberarnos de grandes cargas, las cargas del pasado. Cuando enfocamos nuestra atención en la otra persona inmediatamente nos situamos en el momento presente, nos renovamos. Cada segundo que pasa es un momento distinto del anterior, libre del anterior, preparado para que elijamos como queremos que sea.
¿Queremos una comunicación conectada con la otra persona?, ¿una comunicación fluida, empática y sincera?, ¿libre de prejuicios del pasado y expectativas de futuro? Si la respuesta es sí entonces… ¡Prestemos atención!
Pero… ¿qué pasa si mi mente es de esas “mentes ocupadas” que tienen muchas cosas en que pensar, tiene prisa, se distrae y completa las frases de la persona que tengo delante?
Sí nuestra mente es de esas “mentes ocupadas”, estos cinco trucos nos pueden ayudar:
1- Apartar de la vista toda tentación de distracción
Hoy en día las nuevas tecnologías captan una buena dosis de nuestra atención. Para evitar que nos secuestren la atención cuando nos estamos comunicando con otra persona, podemos retirar el móvil. Ponerlo lo más alejado posible o quitarlo directamente de nuestra vista y de la persona que tenemos en frente. Y si puede ser, silenciarlo.
Si vamos a tener una reunión en el despacho, además de retirar el móvil, podemos bajar la pantalla del portátil y pedir que no nos pasen llamadas.
Lo importante es generar un ambiente lo más adecuado posible para que una comunicación eficiente pueda tener lugar.
2- Mirar a los ojos
Es de suma importancia ser conscientes del poder que tiene nuestra mirada. Las personas nos sentimos escuchadas con la mirada. En el momento en el que el contacto visual se pierde, la conexión también se pierde. Evitemos mirar a cualquier otro sitio que no sea nuestro interlocutor. Todos hemos experimentado como se siente estar hablando con alguien que no para de mirar el reloj, el móvil o las personas que pasan por la calle. Evidentemente si nuestro objetivo es tener una comunicación fluida, sincera y agradable… ¡No querremos que nuestro interlocutor se sienta desatendido!
3- Sentir curiosidad
Cuando piensas que no sabes nada lo natural es sentir curiosidad. Dar por hecho que conocemos a la persona en todos los aspectos de su vida y que sabemos como le afectan los acontecimientos que vive diariamente nos aleja de una comunicación efectiva. Dejemos de lado el pasado y escuchemos lo que tiene que decir ahora. Seguro que le han ocurrido un montón de cosas desde que no has hablado con ella (externamente y en su mente), aunque hayan pasado solo unos minutos, o unos segundos.
4- Deja a un lado la intención
Practica la atención sin intención. Cuando esperamos que la persona nos de una respuesta determinada, una respuesta que “nos encaje”, dejamos de escuchar. Muchos beneficios se pueden obtener de esta práctica. Si practicamos en afinar nuestra atención no necesitaremos trabajar la retención. Cuando prestamos atención a algo, esto se graba automáticamente en la memoria.
5- Ten voluntad
La calidad de las relaciones que tenemos con los demás determina la calidad de nuestra vida. Y la calidad de nuestra comunicación con los demás determina la calidad de nuestras relaciones. Ser consciente de esto nos puede llevar a elegir tener la voluntad necesaria para poner en práctica nuestra atención.
¿Te apetece disfrutar de relaciones más plenas y enriquecedoras? Regala tu atención. Los beneficios de esta sencilla práctica pueden impulsar la calidad de tus relaciones y producir transformaciones milagrosas.
“La llave del éxito es prestar atención” Sadhguru
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