Según el autor best seller, Neal Donald Walsch, el instinto básico del ser humano es la expresión de amor, es decir, la supervivencia. Si siguiéramos nuestro instinto básico, la expresión de amor puro e incondicional, la supervivencia de la especie humana estaría garantizada.
El amor puro e incondicional es el impulso por el cual corremos hacia un edificio en llamas cuando oímos a un niño llorar en su interior.
El amor puro es un acto de altruismo, sin ninguna intención ni necesidad de recibir algo a cambio. Está basado en la conciencia de uno mismo, que no requiere ni demanda nada para ser feliz.
El amor puro se experimenta, a veces, cuando acunamos a un bebe, al observar un amanecer, el mar o el cielo nocturno… También, se puede sentir por un objeto físico, por un peluche, por una planta, un árbol…
Es la forma más elevada de amor, que no desea ni necesita nada a cambio.
Produce sobrecogimiento y apreciación.
Se expresa cuando amas algo por la sola belleza, el puro gusto y la maravilla de hacerlo. Por la propia felicidad que te proporciona sentir esa energía en tu interior. Energía que emana hacia afuera y se refleja en tu rostro y en todo tu entorno.
Cuando esperamos recibir algo a cambio no estamos amando. Pues solo hay un amor, y es el amor a la vida, el amor a nosotros mismos, el que se refleja en todo. Cuando esperamos algo a cambio no nos estamos amando a nosotros mismos. Pues el amor propio no es un amor que se reciba de un lugar fuera de uno mismo. El amor propio es amor por uno mismo, de uno mismo, por la sola belleza, la sola maravilla y la sola alegría de ser quien y como uno es.
Nos sentimos, respecto a todo, justo de la manera en la que elegimos sentirnos. Lo elegimos basándonos en nuestra decisión de quienes somos, de porqué estamos aquí y de cómo deseamos mostrarlo.
Si eligiéramos reconocer nuestra verdad, nuestro verdadero instinto de supervivencia, el amor puro, podríamos fácilmente liberarnos del miedo. Desaparecería la falsa necesidad de competición y sería sustituida por la colaboración. Desaparecería la ira y con ella la violencia. Y desaparecería la mentira, pues lo falso no se puede amar.
Si nuestro instinto básico es el de supervivencia no es difícil darse cuenta de que el miedo, la competición, la ira, la violencia y la mentira no nos llevan a la supervivencia de nuestra especie…
¿Habrá llegado la hora de reconocer nuestra verdad?
“Si te amas realmente a ti mismo nunca podrás herir a otro”
Budha
¿Te resulta interesante? ¡Compártelo!
Deja una respuesta